Marilyn y Joe DiMaggio
La tarde del 14 de enero de 1954 ya había llegado. Con una amplia sonrisa, Marilyn bajó de su coche después de estacionarlo tras el ayuntamiento de San Francisco. Tenía una cita a la que no podía faltar y no quería demorarse más. Lucía un vestido recatado de color marrón oscuro, con un cuello de armiño. En la mano sostenía un ramillete de delicadas orquídeas blancas que apretaba con fuerza. Subió las escaleras del ayuntamiento y se plantó frente a la puerta de una de las salas. Tomo aire y giró el picaporte. El portón se abrió.
Enseguida reconoció el rostro de las personas que le estaba esperando. Seis amigos, el juez Charles S. Perry y Joe. Su mirada se fijo en este último. Su corazón comenzó a latir con fuerza. No podía dejar de mirar a Joe, él era la razón de que ella estuviera allí, iba a convertirse en su esposa.
Joe lucía un traje color azul marino combinado con una corbata de lunares que llevaba en su primera cita con Marilyn. Se habían conocido un par de años atrás cuando Dave March les presentó en una cita a ciegas. Ambos estaban viviendo momentos muy diferentes en sus carreras. Marilyn subía como la espuma en el mundo del cine mientras que Joe se acababa de retirar de su carrera deportiva después de haberse convertido en el jugador de beisbol más célebre desde Babe Ruth.
En su primera cita, Marilyn llegó dos horas tarde. Al principio fue fría. «Lo siento, no sé nada sobre el béisbol», le dijo cortante. Joe le respondió: «Eso está bien. Yo tampoco sé mucho acerca de las películas”. Cuando ambos tomaban su segunda copa de vino, apareció el actor Mickey Rooney. Era un fanático del béisbol y comenzó a relatar las grandes hazañas de Joe. Tantos logros de su acompañante hicieron que en Marilyn se despertará un gran interés. La noche cambió por completo tanto que Joe y ella se enamoraron locamente el uno del otro.
Ya había pasado mucho tiempo desde aquella noche. Ahora se encontraban frente a frente ante un juez que les uniría como marido y mujer. Marilyn luciendo como anillo de compromiso un diamante solitario de tres quilates prometió amar y respetar a Joe. Él hizo lo mismo y aceptó convertirse en el esposo de su gran amor. Ambos se fundieron en un apasionado beso y tras recibir las felicitaciones de los testigos de su enlace, se cogieron de la mano y bajaron a la entrada principal del ayuntamiento. Cientos de periodistas y paparazis les esperaban para cubrir “el matrimonio de la década”.
FIN
Marilyn Monroe es uno de los iconos del amor y la pasión de todos los tiempos. No podíamos dejar de hacerle un pequeño homenaje ‘cuentil’ tras 50 años de su muerte, haciendo una pequeña versión de uno de sus matrimonios que mezcla ficción con información real.
Elegimos su boda con Joe DiMaggio porque fue el hombre que más amo a la ambición rubia. Sí, duraron nueve meses juntos y es de sobra conocido que su romance fue muy turbio, pero tras la separación continuaron su amistad. E incluso, se especuló con la posibilidad de que volvieran a casarse. Sin embargo, lo más bonito de esta historia es que, tras la muerte de Marilyn, Joe estuvo veinte años mandando flores a su tumba dos veces por semanas, y nunca fue capaz de volver a casarse.
(Texto: Bárbara Cervigón/Ilustración: Enrique U.Schiaffino)
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