El miedo a las palabras mágicas
La habitación estaba en penumbra. Los tímidos rayos del sol al atardecer se colaban a través de los agujeros de las persianas y caían sobre la cama. Allí, se encontraban Elsa y Juanjo. Ambos estaban recostados entre las sábanas mirándose cara a cara y en pleno silencio. Hacía tres meses que se conocían. Se divertían juntos, charlaban pero todavía se sentían un poco tímidos el uno con el otro.
Siempre que se encontraban en casa de Juanjo veían una peli, se contaban cómo les había ido el día y después, se quedaban mirando fijamente sin pronunciar una palabra. Era como un ritual. Se sostenían la mirada. Una mirada que dejaba ver que algo fuerte había surgido entre ambos. A veces, las miradas se compaginaban con caricias y besos pero nunca rompían el silencio.
Esa tarde, el corazón de Elsa latía con más fuerza que nunca, estaba nerviosa. Quería decirle muchas cosas a Juanjo pero no sabía cómo. No quería estropear aquel ambiente mágico que se creaba entorno a ambos cada vez que la puerta de la habitación de Juanjo se cerraba.
Juanjo la envolvía con sus ojos. No podía creer que aquella chica que había conocido hacía tan poco tiempo hubiera adquirido un sentido tan claro e importante para su vida. Elsa le hacía sentir pleno con su vida y quería que eso perdurara para siempre.
- ¿Has estado alguna vez enamorada?
La pregunta pilló por sorpresa a Elsa. No podía creérselo. Juanjo había roto el silencio y la pregunta le dejó descolocada. Se la había hecho cientos de veces pero nunca había sabido la respuesta.
- No lo sé – contestó apartando la mirada
- ¿Y has dicho alguna vez ‘Te quiero’? – continuó Juanjo intentando disimular su nerviosismo ante aquella repentina conversación que él quería tener.
Elsa estaba temblando. No sabía que decir. Juanjo era alguien muy especial en su vida. Quería estar con él y ver como evolucionaban las cosas. Sabía que estaba enamorada y que quería profundamente a Juanjo. Era algo inexplicable pero no quería romper aquello por pronunciar el temido y amado: Te quiero.
- No. Pero tampoco me da miedo decir ‘Te quiero’ – mintió
- ¿No? ¿Y eso por qué?
- Porque…como no voy a querer a alguien que me hace sonreír, que me trata bien, que me hace disfrutar y con el que me siento feliz – explicó Elsa con el corazón a mil por hora mientras pensaba “menuda indirecta le he mandado”.
Una amplia sonrisa apareció en el rostro de Juanjo. Se acercó a ella y la besó. Fue un beso tierno y apasionado a la vez. Ambos notaron el nerviosismo del otro. Sabían que algo había cambiado pero para bien. Sus labios se separaron. Juanjo se quedó mirando a Elsa pero esta vez no dejó que el silencio volviera a ser el protagonista.
- Creo que nunca había escuchado a nadie decir las “palabras mágicas” de una manera tan especial. Elsa, yo también te quiero.
Elsa y Juanjo llevan juntos desde hace más de tres años. Confiesan que sus “rituales silenciosos” ya no son tan frecuentes. Ahora prefieren llenar de besos y abrazos esos momentos de intimidad y disfrutar de uno de los regalos más bonitos de esta vida: “Querer y ser correspondido”.
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(Texto: Bárbara Cervigón/Ilustración: Enrique U. Schiaffino)
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